lunes, 17 de octubre de 2011

Suspención de labores

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Lunes 23 de abril. ¡Qué amanecer tan hermoso!, a pesar de que tengo una gran tristeza en el alma aún puedo sonreír al ver un sol tan lindo. Al observar el cielo azul y unas cuantas nubes, con el brillo radiante de la naturaleza y ese sonido peculiar que podría describirse como el perfecto equilibrio entre el cielo y la tierra. Trato de olvidar que estoy en un México tan ruin y miserable. Pero al analizarlo pienso ¿Por qué México? El territorio no tiene la culpa de la atrocidad que pueden causar las personas que habitan en él.


Casi 20 días en los cuales mi cabeza tiene inquietudes que no me dejan vivir y hay preguntas que saltan en cada momento de mí día. ¿Qué es lo que ha pasado?, ¿Estoy soñando o es real?, ¿Este es un Gobierno democrático?, ¿Qué será del futuro de los jóvenes estudiantes de universidades públicas?, ¿Qué será de mi futuro? 

Desearía que todo esto fuese un mal sueño; salir de mi habitación y descubrir que es el 27 de septiembre del 2011, en el cual podía ir a la universidad y estudiar de manera normal. Ahora me doy cuenta que tonta era al no valorar lo que tenía.

30 de abril, sucedió lo que todo el país sabía pero se negaba a aceptar. Justamente uno de los días que  se consideraba de alegría, pues hoy se celebra al niño y a partir de hoy se prohíbe la educación pública a nivel superior. Cierran todas las universidades públicas del país y las de "bajo estándar". 

Según la Ley Inteligencia Superior en la cual se lee:
“Todas las personas que no puedan pagarse una universidad que enorgullezca a México con la mejor educación. No podrá tomar clases en ninguna otra institución gratuita, ni de bajo estándar”

Con esta ley hubo un ajuste a las anteriores, aunque no lo hubiesen aplicado no se notaría el cambio. Ahora las leyes anteriores especifican que solo se aplicaran a personas de bajos recursos o que no asistan a una "universidad de calidad" como ellos las llaman.

Todo esto está destrozando la vida de muchas personas, familias, etcétera; ahora nosotros no podemos pagar una universidad tan costosa y no tenemos otra opción más que trabajar. Mis padres están cada vez peor en su relación. Ya hay más conflictos en mi casa y menos motivos por los cuales sonreír.

Los recuerdos son los que me dan aliento a seguir, porque son la cosa más valiosa que un ser humano tiene; porque estos son el tesoro que nadie nos puede quitar, pues nos hacen reír, llorar, aprender y principalmente nos demuestran que ¡hemos vivido! Y que cada instante se puede crear uno nuevo. Son un pequeño pedazo de esa vida tan hermosa que hemos recorrido. Recordar es saber que la vida puede ser tan larga como soñamos o tan corta como vivimos. Reflexiono y me cuestiono ¿Y ahora qué?, ¿Quiero vivir o sobrevivir?...


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