lunes, 14 de noviembre de 2011

Rebelión estudiantil

7
Hemos decidido descansar los días restantes, para realizar el plan con fuerza y coordinación.

7 de agosto. Eran las dos pm, hora en la cual todos los diputados se encuentran en sus oficinas. Entramos silenciosamente y de la misma forma que ellos no han tenido compasión hacia nosotros, nosotros tampoco la tuvimos hacia ellos. Logramos terminar con todas las personas que se encontraban en el edificio. En ese instante, escuchamos como llegaba la policía, pero logramos salir antes de que nos pudieran identificar o asesinar.

La impotencia del Gobierno al no saber quién o quiénes se habían atrevido a hacer tal acto, causo que mandara matar a todos los de nivel económico bajo, pues según son personas sin escrúpulos capaces hacer eso y más.

Estamos bastante tristes, pues creo que atacamos a las personas equivocadas y por nuestra negligencia han muerto miles de inocentes. Decidimos no desertar, pues no dejaremos que el Gobierno consiga su objetivo de asustarnos.

Todo el país está desesperado por saber quiénes fueron capaces de hacer esto, pues por una parte nos odian porque gracias a nosotros eliminaron a personas indefensas, pero también nos admiran, pues se crea una esperanza al pensar que alguien los podría salvar.

Estamos conscientes de que al asesinar a los diputados el Gobierno se siente atacado y con miedo. Esas serán nuestras armas para el siguiente golpe.

Ya paso una semana de nuestro primer enfrentamiento. Sabemos que ahora el Gobierno aumento su seguridad, pues no sabe en qué momento pueda repetirse lo ocurrido el 7 de agosto.

12 de septiembre. Encontramos el día perfecto para atacar al presidente. Este será el 16 de septiembre, pues es el día en el cual el presidente bajará la guardia y saldrá al balcón del Palacio Nacional a dar el grito de "independencia", ¡Qué ironía! pero es momento perfecto para su muerte.

13 de septiembre. Esmeralda nos ha traicionado, al parecer dijo quiénes eran los responsables de lo ocurrido el 7 de agosto, puesto que sospechaban de ella y su familia y con tal de salvar a su familia nos entregó.

En este momento me encuentro escondida. A mí alrededor están Manuel, Arturo, Marcela, Carolina y Sara. Estamos bastante tristes y aterrados, pues Cristina y los demás han sido asesinados. Estamos en la casa de un tío de Arturo. Un lugar en el cual el Gobierno jamás nos buscaría, pues él señor es adinerado.


Llegaremos hasta el final, asesinaremos al presidente. Será más riesgoso; sin embargo, los planes continúan. No pienso vivir siempre escondida, tampoco viendo a mi familia esclavizada…


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